¡La droga de las recetas, la droga de las excusas!
¡La droga de las recetas, la droga de las excusas!
*Datos extraídos del Observatorio Español de la Droga y las Toxicomanías (OEDT) del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. El estudio se realiza para la población española en el año 2016.
Las benzodiazepinas se usan y abusan recreacionalmente en la activación de las vías de gratificación dopaminérgicas del sistema nervioso central. Quienes abusan de las benzodiazepinas desarrollan un alto grado de tolerancia, así como subidas en escaladas de las dosis a niveles muy elevadas. El uso a largo plazo de las benzodiazepinas tiene el potencial de crear dependencia física y psicológica y añade un riesgo de serios síntomas de abstinencia. La tolerancia y la dependencia de las benzodiazepinas se crea con rapidez entre los usuarios de estos medicamentos, demostrando síntomas de abstinencia de las benzodiazepinas en tan solo 3 semanas de uso continuo.
Algunas de las benzodiazepinas más abusadas son el flunitrazepam, también conocida como “droga de la violación”, cuya venta fue prohibida en los Estados Unidos. El temazepam es otra benzodiazepina usada de forma recreacional, más aún por vía intravenosa, pudiendo causar complicaciones como abscesos, celulitis, tromboflebitis, trombosis venosa profunda, hepatitis B y C, VIH o sida, sobredosis y gangrena. El nimetazepam es frecuentemente usado también en Asia por consumidores de estimulantes para aplacar los efectos de su abstinencia. En los Estados Unidos actualmente la benzodiazepina más abusada es el alprazolam (de nombre comercial Xanax). En otras partes del mundo el diazepam (de nombre comercial Valium) es la benzodiazepina que más predomina en el abuso a sedantes.
Las benzodiazepinas se usan también ampliamente entre usuarios de las anfetaminas y aquellos que abusan de esta combinación tienen niveles más elevados de trastornos mentales, deterioro social y salud generalmente pobre. Quienes se inyectan benzodiazepinas tienen una probabilidad 4 veces mayor de compartir sus jeringas que quienes se inyectan drogas no-benzodiazepínicas. Se ha concluido en varios estudios que las benzodiazepinas causan mayor riesgo de disfunción psico-social entre sus usuarios. Aquellos que usan estimulantes y drogas depresivas reportan con mayor frecuencia reacciones a los estimulantes y de haber sido tratados por problemas relacionados con los estimulantes que los depresivos.
Una vez que se haya establecido una dependencia medicamentosa, el clínico tiende a establecer el consumo diario promedio de benzodiazepinas por el usuario y convertir al paciente a una dosis equivalente de diazepam antes de comenzar el programa gradual de reducción, comenzando con reducciones de aproximadamente 2 mg. No se recomienda añadir otras drogas como antidepresivos como la buspirona, bloqueantes de los receptores beta y carbamazepina, a menos que haya una indicación específica para su uso.
Son muy diversos los efectos de los psicofármacos a medio y largo plazo:
El consumo a largo plazo de benzodiazepinas puede causar problemas cognitivos generalizados, incluyendo dificultades con la atención sostenida, aprendizaje verbal, memoria y la habilidad psicomotriz, de coordinación motora y razonamiento espacio temporal.
La arquitectura del sueño puede verse adversamente afectada por la dependencia de las benzodiazepinas. Entre los posibles efectos secundarios en el sueño podemos incluir inducción o empeoramiento de la respiración alterada durante el sueño.
El consumo a largo plazo de benzodiazepinas puede llevar a la creación o exacerbación de problemas de salud físicos y mentales.
Aproximadamente la mitad de los pacientes que asisten a los servicios de salud por condiciones de trastornos de ansiedad tales como trastorno de pánico o fobia social pueden ser resultado de la dependencia del alcohol o las benzodiazepinas.
El consumo crónico a largo plazo de las benzodiazepinas está asociado a un mayor riesgo de tener comportamientos agresivos, impulsivos y violentos.
Las personas que consume benzodiazepinas a diario también tienen un mayor riesgo de experimentar sintomatología psicótica como delirios y alucinaciones.
Hay estudios que demuestran que el consumo a largo plazo de benzodiazepinas y de «drogas z» agonistas de receptores de benzodiazepinas están asociados con depresión, también como causantes de un aumento marcado del riesgo de suicidio así como un aumento general del riesgo de mortandad.
Se descubrió que tras varios años de consumo crónico de benzodiazepinas una gran parte de los pacientes desarrollo diversos problemas de salud mental y física tales como agorafobia, síndrome del intestino irritable, parestesia, aumento de la ansiedad, ataques de pánico, los cuales no eran preexistentes.
El consumo a largo plazo de benzodiazepinas puede inducir trastornos de la percepción y despersonalización en algunas personas inclusive en aquellos que están tomando una dosis estable diaria, también puede transformarse en una síntoma de abstinencia prolongado del síndrome de abstinencia de las benzodiacepinas.
El consumo crónico de benzodiazepinas es además un factor de riesgo para el blefaroespasmo. .
El consumo crónico de benzodiazepinas parece causar trastornos inmunológicos significativos. Se descubrió que el diazepam y el clonazepam tienen efectos inmunotóxicos prolongados –pero no permanentes– en los fetos de ratas preñadas. No obstante lo cual, se descubrió que dosis únicas muy altas de diazepam causan inmunosupresión de por vida en ratas neonatas. No se han hecho estudios para evaluar el efecto inmunotóxico del diazepam en humanos; sin embargo, se descubrió que dosis altas recetadas de diazepam son un factor de riesgo de neumonía, basado en un estudio de gente con tétanos. Se ha planteado que el diazepam puede causar cambios prolongados en los receptores GABAA resultando en alteraciones prolongadas en el comportamiento, en la función endocrina y la función inmune.
El consumo de benzodiazepinas está muy asociado con el suicidio. Se debe tener cuidado al momento de recetarlas, especialmente en pacientes con riesgo. Se descubrió que los adolescentes deprimidos que están tomando benzodiazepinas tienen un gran incremento del riesgo de auto-lesionarse o suicidarse. El suicidio es un resultado común de la dependencia crónica de benzodiazepinas. El abuso de las benzodiazepinas o el abuso de otros depresores del sistema nervioso central aumenta el riesgo de suicidio en abusadores de estupefacientes. El 11% de los hombres y el 23% de las mujeres con hábitos abusivos de consumo de hipnóticos sedantes cometen suicidio.
Existen pruebas de estudios clínicos que muestran un grado de encogimiento cerebral incluso en consumidores de dosis bajas de benzodiacepinas. Se encontró en personas que abusan de las benzodiazepinas en dosis altas un agrandamiento de espacio del líquido cefalorraquídeo asociado con el encogimiento cerebral. El daño cerebral permanente como resultado del consumo crónico de benzodiazepinas puede resultar similar al daño cerebral causado por el alcohol.
Se ha descubierto que las benzodiazepinas causan malformaciones teratológicas.
Es común encontrar trastornos en el desarrollo neural y síntomas clínicos en bebes expuestos a las benzodiazepinas en el útero. Los bebes expuestos a las benzodiazepinas presentan bajo peso al nacer, aunque alcanzan un peso normal en poco tiempo, pero persiste la menor circunferencia de la cabeza que se encuentra en los bebes expuestos. Otros efectos adversos de las benzodiazepinas consumidas durante el embarazo son la desviación en el desarrollo neural y síntomas clínicos tales como anomalías craniofaciales, desarrollo de la habilidad de prensión en pinza retrasada, desviación es en el tono muscular y patrones de movimiento. Las discapacidades motoras son un impedimento hasta un año después del nacimiento. Discapacidades graves para el desarrollo motor tardan 18 meses en normalizarse pero persisten discapacidades en funciones motoras precisas. Además de la menor circunferencia de la cabeza, en los bebes expuestos a las benzodiazepinas, ocurren casos de retardo mental, déficit funcional, anomalías en el comportamiento de larga duración e inteligencia disminuida.
La mezcla de tranquilizantes con alcohol, conlleva un alto riesgo de potenciación de efectos depresivos, enlentecimiento del sistema cardíaco, depresión respiratoria y pérdida del conocimiento. Serio riesgo de muerte. Incluimos benzodiacepinas, pastillas para dormir o barbitúricos. Ambas sustancias sin un buen proceso de desintoxicación, debido a su gran dependencia física, pueden causar la muerte por síndrome de abstinencia. Alcohol y benzodiacepinas juntos son las drogas más peligrosas pues se multiplican sus efectos. Es necesario un buen proceso de desintoxicación, es muy peligroso dejarlos por cuenta propia, cuando hay un abuso, pueden provocar una parada cardio-respiratoria.
Las benzodiazepinas se usan y abusan recreacionalmente en la activación de las vías de gratificación dopaminérgicas del sistema nervioso central. Quienes abusan de las benzodiazepinas desarrollan un alto grado de tolerancia, así como subidas en escaladas de las dosis a niveles muy elevadas. El uso a largo plazo de las benzodiazepinas tiene el potencial de crear dependencia física y psicológica y añade un riesgo de serios síntomas de abstinencia. La tolerancia y la dependencia de las benzodiazepinas se crea con rapidez entre los usuarios de estos medicamentos, demostrando síntomas de abstinencia de las benzodiazepinas en tan solo 3 semanas de uso continuo.
Algunas de las benzodiazepinas más abusadas son el flunitrazepam, también conocida como “droga de la violación”, cuya venta fue prohibida en los Estados Unidos. El temazepam es otra benzodiazepina usada de forma recreacional, más aún por vía intravenosa, pudiendo causar complicaciones como abscesos, celulitis, tromboflebitis, trombosis venosa profunda, hepatitis B y C, VIH o sida, sobredosis y gangrena. El nimetazepam es frecuentemente usado también en Asia por consumidores de estimulantes para aplacar los efectos de su abstinencia. En los Estados Unidos actualmente la benzodiazepina más abusada es el alprazolam (de nombre comercial Xanax). En otras partes del mundo el diazepam (de nombre comercial Valium) es la benzodiazepina que más predomina en el abuso a sedantes.
Las benzodiazepinas se usan también ampliamente entre usuarios de las anfetaminas y aquellos que abusan de esta combinación tienen niveles más elevados de trastornos mentales, deterioro social y salud generalmente pobre. Quienes se inyectan benzodiazepinas tienen una probabilidad 4 veces mayor de compartir sus jeringas que quienes se inyectan drogas no-benzodiazepínicas. Se ha concluido en varios estudios que las benzodiazepinas causan mayor riesgo de disfunción psico-social entre sus usuarios. Aquellos que usan estimulantes y drogas depresivas reportan con mayor frecuencia reacciones a los estimulantes y de haber sido tratados por problemas relacionados con los estimulantes que los depresivos.
Una vez que se haya establecido una dependencia medicamentosa, el clínico tiende a establecer el consumo diario promedio de benzodiazepinas por el usuario y convertir al paciente a una dosis equivalente de diazepam antes de comenzar el programa gradual de reducción, comenzando con reducciones de aproximadamente 2 mg. No se recomienda añadir otras drogas como antidepresivos como la buspirona, bloqueantes de los receptores beta y carbamazepina, a menos que haya una indicación específica para su uso.
Son muy diversos los efectos de los psicofármacos a medio y largo plazo:
El consumo a largo plazo de benzodiazepinas puede causar problemas cognitivos generalizados, incluyendo dificultades con la atención sostenida, aprendizaje verbal, memoria y la habilidad psicomotriz, de coordinación motora y razonamiento espacio temporal.
La arquitectura del sueño puede verse adversamente afectada por la dependencia de las benzodiazepinas. Entre los posibles efectos secundarios en el sueño podemos incluir inducción o empeoramiento de la respiración alterada durante el sueño.
El consumo a largo plazo de benzodiazepinas puede llevar a la creación o exacerbación de problemas de salud físicos y mentales.
Aproximadamente la mitad de los pacientes que asisten a los servicios de salud por condiciones de trastornos de ansiedad tales como trastorno de pánico o fobia social pueden ser resultado de la dependencia del alcohol o las benzodiazepinas.
El consumo crónico a largo plazo de las benzodiazepinas está asociado a un mayor riesgo de tener comportamientos agresivos, impulsivos y violentos.
Las personas que consume benzodiazepinas a diario también tienen un mayor riesgo de experimentar sintomatología psicótica como delirios y alucinaciones.
Hay estudios que demuestran que el consumo a largo plazo de benzodiazepinas y de «drogas z» agonistas de receptores de benzodiazepinas están asociados con depresión, también como causantes de un aumento marcado del riesgo de suicidio así como un aumento general del riesgo de mortandad.
Se descubrió que tras varios años de consumo crónico de benzodiazepinas una gran parte de los pacientes desarrollo diversos problemas de salud mental y física tales como agorafobia, síndrome del intestino irritable, parestesia, aumento de la ansiedad, ataques de pánico, los cuales no eran preexistentes.
El consumo a largo plazo de benzodiazepinas puede inducir trastornos de la percepción y despersonalización en algunas personas inclusive en aquellos que están tomando una dosis estable diaria, también puede transformarse en una síntoma de abstinencia prolongado del síndrome de abstinencia de las benzodiacepinas.
El consumo crónico de benzodiazepinas es además un factor de riesgo para el blefaroespasmo. .
El consumo crónico de benzodiazepinas parece causar trastornos inmunológicos significativos. Se descubrió que el diazepam y el clonazepam tienen efectos inmunotóxicos prolongados –pero no permanentes– en los fetos de ratas preñadas. No obstante lo cual, se descubrió que dosis únicas muy altas de diazepam causan inmunosupresión de por vida en ratas neonatas. No se han hecho estudios para evaluar el efecto inmunotóxico del diazepam en humanos; sin embargo, se descubrió que dosis altas recetadas de diazepam son un factor de riesgo de neumonía, basado en un estudio de gente con tétanos. Se ha planteado que el diazepam puede causar cambios prolongados en los receptores GABAA resultando en alteraciones prolongadas en el comportamiento, en la función endocrina y la función inmune.
El consumo de benzodiazepinas está muy asociado con el suicidio. Se debe tener cuidado al momento de recetarlas, especialmente en pacientes con riesgo. Se descubrió que los adolescentes deprimidos que están tomando benzodiazepinas tienen un gran incremento del riesgo de auto-lesionarse o suicidarse. El suicidio es un resultado común de la dependencia crónica de benzodiazepinas. El abuso de las benzodiazepinas o el abuso de otros depresores del sistema nervioso central aumenta el riesgo de suicidio en abusadores de estupefacientes. El 11% de los hombres y el 23% de las mujeres con hábitos abusivos de consumo de hipnóticos sedantes cometen suicidio.
Existen pruebas de estudios clínicos que muestran un grado de encogimiento cerebral incluso en consumidores de dosis bajas de benzodiacepinas. Se encontró en personas que abusan de las benzodiazepinas en dosis altas un agrandamiento de espacio del líquido cefalorraquídeo asociado con el encogimiento cerebral. El daño cerebral permanente como resultado del consumo crónico de benzodiazepinas puede resultar similar al daño cerebral causado por el alcohol.
Se ha descubierto que las benzodiazepinas causan malformaciones teratológicas.
Es común encontrar trastornos en el desarrollo neural y síntomas clínicos en bebes expuestos a las benzodiazepinas en el útero. Los bebes expuestos a las benzodiazepinas presentan bajo peso al nacer, aunque alcanzan un peso normal en poco tiempo, pero persiste la menor circunferencia de la cabeza que se encuentra en los bebes expuestos. Otros efectos adversos de las benzodiazepinas consumidas durante el embarazo son la desviación en el desarrollo neural y síntomas clínicos tales como anomalías craniofaciales, desarrollo de la habilidad de prensión en pinza retrasada, desviación es en el tono muscular y patrones de movimiento. Las discapacidades motoras son un impedimento hasta un año después del nacimiento. Discapacidades graves para el desarrollo motor tardan 18 meses en normalizarse pero persisten discapacidades en funciones motoras precisas. Además de la menor circunferencia de la cabeza, en los bebes expuestos a las benzodiazepinas, ocurren casos de retardo mental, déficit funcional, anomalías en el comportamiento de larga duración e inteligencia disminuida.
La mezcla de tranquilizantes con alcohol, conlleva un alto riesgo de potenciación de efectos depresivos, enlentecimiento del sistema cardíaco, depresión respiratoria y pérdida del conocimiento. Serio riesgo de muerte. Incluimos benzodiacepinas, pastillas para dormir o barbitúricos. Ambas sustancias sin un buen proceso de desintoxicación, debido a su gran dependencia física, pueden causar la muerte por síndrome de abstinencia. Alcohol y benzodiacepinas juntos son las drogas más peligrosas pues se multiplican sus efectos. Es necesario un buen proceso de desintoxicación, es muy peligroso dejarlos por cuenta propia, cuando hay un abuso, pueden provocar una parada cardio-respiratoria.