Aceptar la situación y decidirse a afrontarla con valentía es el primer paso. Lo primero que debemos saber es que se encuentra en uno de los grupos con más riesgo de caer en el consumo de estupefacientes, y segundo, que acceder a ellas es fácil, por lo que habrá que atajar el problema desde la raíz.
Es una etapa en la que los adolescentes están buscando su identidad, tienen una gran necesidad de aceptación y suelen ser muy influenciables.
Lo cierto es que se trata de una etapa de desarrollo físico, emocional, psicológico y sociológico; de ahí que sean más sensibles a caer en cualquier tipo de adicción.
¿Cuáles pueden ser los motivos de que consuma?
Hay varios motivos que lo pueden llevar a comenzar a consumir estupefacientes, todos más comunes de lo que pensamos a esa edad:
El primero es rebeldía. Está empezando a conocerse a sí mismo, probando cosas nuevas y viendo hasta dónde llegan sus límites.
El siguiente es tan común como la imitación. Es muy frecuente que los jóvenes hagan lo mismo que ven en su entorno. Tanto amigos como familia. Si han visto que el consumo de drogas legales o ilegales se daba con normalidad, es muy probable que también lo hagan.
Falsa fortaleza. Han crecido, su cuerpo ha cambiado y creen que son los reyes del mundo, que nada puede con ellos. Suelen pensar que tienen el poder en sus manos, aunque pueden estar muy asustados ante tantos cambios. Por eso, se atreven a probar y creen que son capaces de controlarlo.
Ante algunas señales de alerta, lo primero que debes hacer es comprobar si realmente tu hijo está consumiendo algún tipo de droga, una sospecha no es suficiente para actuar y si te equivocas, podrías dañar su confianza.
Algunos comportamientos que te pueden afirmar que sí se trata de consumo de drogas:
Más sueño de lo normal.
Irritabilidad y mal humor, incluso arranques de ira.
Fíjate en sus ojos y en el tamaño de sus pupilas.
Mentir o robar.
Si tras estos consejos estás seguro de que tu hijo consume, es el momento de actuar. Es un momento difícil, por supuesto, pero piensa que no actuando no ayudas, al contrario.
Lo primero que debes hacer es hablar con él, de forma calmada, sin dramas y sin hacerlo sentir culpable. Necesitas que confíe en ti.
Una vez que tienes un poco más de información sobre el tipo de consumo que realiza tu hijo, lo que debes hacer es buscar ayuda de un profesional para afrontar el tratamiento de adicciones. Ayudará tanto a tu hijo como a toda la familia a superar esta etapa de la mejor manera.