Durante las vacaciones se suele presentar una etapa en la que los hábitos de vida y las rutinas se relajan y, con ellos, la relación que la sociedad en general mantiene con el alcohol.
Bebemos y fumamos, pese a las advertencias sanitarias y las prohibiciones legales. Da igual el motivo. Por socialización, por diversión, por evasión o por adicción, el consumo no está mal visto.
La forma de publicitarse y difusión por parte de las marcas ha cambiado, pero siguen siendo el alcohol y el tabaco los productos psicoactivos con mayor aceptación entre la población.
“Son las sustancias más consumidas y están al alcance de todos.”
Según algunas estadísticas, más del 70% de los españoles mayores de 15 años consume alcohol, un 40% fuma tabaco y un 9%, cannabis.
Los menores de edad son las personas más vulnerables al consumo de porros y alcohol debido a los efectos que causan en su organismo, ya que en durante estos momentos aún se encuentra en desarrollo.
Por eso durante la infancia y la adolescencia se debe proyectar un ambiente familiar proteccionista sobre el consumo de alcohol y porros.
Siendo el consumo temprano de drogas uno de los factores principales y denominador común entre las personas que presentan adicciones en la edad adulta.
Gran parte de la responsabilidad está del lado de los padres y los sistemas educativos, siendo los medios con mayor contacto con los niños y adolescentes y desde donde debe comenzar la prevención, mostrando un ambiente en el que alcohol y drogas no estén presente en la vida de los adultos.